Las áreas más habituales que tratamos en nuestra consulta son:

Dificultades en las relaciones afectivas y sociales
Adicción a los videojuegos y/o móvil
Fracaso escolar
Acoso escolar
Irritabilidad, conductas agresivas
Tristeza, depresión
Baja autoestima, inseguridades
Ansiedad
Fobias, miedos
Trastornos del sueño
Consumo de drogas y/o alcohol
Trastornos de la alimentación: anorexia y bulimia

Durante este periodo de la adolescencia, las dificultades de comunicación entre padres e hijos pueden generar conflictos.

Los sentimientos y las emociones en esta etapa de la vida están a flor de piel, los problemas se magnifican y pueden llegar a descontrolarse si no se comprenden y se gestionan.

Por eso, en ocasiones, hay que realizar un trabajo de orientación también con los padres, para ayudarles a comprender el proceso, darles herramientas válidas para  su caso y poder superar estas dificultades con un enfoque en la misma dirección.

Antes de empezar, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones el adolescente que acude a una primera consulta viene enfadado, va obligado por sus padres y no tiene intención en un principio de colaborar para nada porque no tiene el mismo objetivo que tienen sus padres para acudir a una consulta profesional.

Por eso es muy importante como profesional y como persona, saber conectar y sentir empatía desde el primer momento.

Todas las personas agradecemos el calor del contacto humano sincero, sin juicios, que  nos comprendan, nos escuchen y nos ayuden con eso que nos está haciendo infelices.

Por supuesto, el adolescente que acude enfadado a una primera terapia también reconoce la empatía y ve la utilidad de charlar con una persona (su terapeuta) que no es ‘peligrosa’, que no le juzga, y ‘tal vez’ tenga algo interesante que contarle para resolver su problema y ayudarle a encontrar la respuesta que ahora no ve.

Es importante tener en cuenta estas señales para consultar con un psicólog@ que ofrezca confianza:

• Cambios bruscos en sus reacciones que antes no hacía como enfadarse a menudo, llorar con frecuencia, aislarse en su habitación.
• No se relaciona con otros chicos/as de su edad, no cuenta cosas sobre él como antes.
• Cambio brusco en su rendimiento escolar
• Pasa demasiadas horas en su cuarto, con el móvil, con el ordenador.
• Tiene una preocupación o fijación por un tema concreto.
• Ha cambiado sus hábitos en la forma de comer (No comer o hacerlo conansiedad)
• Tiene problemas de sueño.
• Tiene una valoración negativa de si mismo.

No es necesario esperar a que un problema en la adolescencia se vaya de las manos para acudir a un especialista. Sea cual sea tu situación personal, siempre es mucho más fácil resolver cualquier dificultad con ayuda.